Vamos con la segunda entrega de esta sección llamada “Efecto óptico”, una sección para hablar de historia de la fotografía, a través de grandes imágenes de grandísimos fotógrafos.
En el primer artículo de la sección, ya te comenté una fotografía de Jacques Henri-Lartigue.
Ahora es el turno de “El beso” de Robert Doisneau, otro fotógrafo francés, y una de las imágenes míticas del siglo XX.
Sin duda, la fotografía más conocida de este gran fotógrafo, que no estuvo exenta de polémica.
En este artículo repasaré las luces y sombras de esta icónica e histórica fotografía.
Fotógrafo
Comento por encima del fotógrafo francés. Un reconocido fotógrafo clásico, referente en la fotografía callejera de París.
Nació en 1912 en París y vivió toda su vida enamorado de esta ciudad, hasta su muerte en 1994.
Aprendió fotografía de manera autodidacta y a través de las enseñanzas del pintor, escultor y cineasta francés André Vigneau, con el que trabajó como ayudante en su estudio.
Comenzó a trabajar como fotógrafo industrial y de publicidad en la factoría de Renault de Billancourt, hasta ser despedido por sus repetidas ausencias. Según sus palabras, “desobedecer me parecía una función vital y no me privé de hacerlo”.
En 1939 se alistó en el Ejército francés y colaboró con la Resistencia documentando la ocupación nazi y la liberación de su amada ciudad.
Terminada la guerra, fue contratado por la agencia ADEP y trabajó junto a otros grandes fotógrafos como Henri Cartier-Bresson y Robert Capa, reflejando la alegría y vuelta a la normalidad de la ciudad de París tras la guerra.
Doisneau conocía todos los rincones de la ciudad, retratando por igual desde la alta sociedad parisina hasta a los habitantes de los suburbios.
Fue un pionero en fotografiar a grandes personajes en sus lugares cotidianos, retratando a Jean Paul Sartre, Albert Camus o Pablo Picasso.
En 1949 la revista de moda Vogue le contrató para retratos publicitarios en la ciudad. Aunque en 1953 dejó de colaborar la revista, porque no disfrutaba con los modelos que posaban.
Doisneau solía salir temprano a la calle en busca de sus fotografías, cuando encontraba un lugar sugerente, podía pasar horas allí, atento a lo que pasaba.
Según el mismo decía, su secreto era “caminar y caminar, y caminar un poco más”, sumergiéndose en las vidas de las personas y mostrando momentos casuales.
Se considera un “pescador” de imágenes. Para él, primaban las emociones antes que la composición. No era un buscador de imágenes perfectas, sino de imágenes que emocionasen.
Lo esencial estaba en captar la magia de momentos pequeños y cotidianos.
«No siento un interés particular por lo sensacional. Prefiero dejar testimonio de la vida cotidiana«, afirmaba el fotógrafo.
Por otro lado, se considera “un falso testigo”, él conoce el mundo, pero no pretende reflejarlo tal cual lo percibe, sino como a él le gustaría que fuese.
[bctt tweet=»“Mi foto es la del mundo tal y como deseo que sea” – Robert Doisneau» username=»theimagen»]
Doisneau busca en muchas de sus fotografías la complicidad del espectador y le muestra una invención suya, la manifestación de su deseo.
A partir de 1960 comenzó a utilizar el color en sus fotografías, como su serie en “Palm Springs”, en Estados Unidos, una irónica serie de lo que veía en este país, muy alejado del París en el que él siempre vivió.
En 1982 el Centro Nacional de Fotografía francés edita un libro de bolsillo con gran parte de su obra, algo que le da prestigio y fama, realizando exposiciones internacionales en diversos ciudades, (como Pekin, Tokio, Roma u Oxford), recibiendo varias menciones, etc.
Además de la fotografía, Doisneau siempre estuvo atraído por el cine, y trabajó como director de fotografía de varias películas para grandes cineastas como Truffaut o Tavernier («Un Domingo en el campo«, 1984). Incluso también llevó a dirigir una película, «Les visiteurs du Square» (1992).
Sus últimos años recibió mucho reconocimiento, hasta que en 1994 falleció en París, su amada ciudad.
Contexto
En la Segunda Guerra Mundial, Francia fue ocupada por los Nazis de 1940 hasta 1944.
Una vez acabada la Segunda Guerra Mundial en 1945, Francia como el resto de países afectados en la contienda intentaban a duras penas recuperar la normalidad.
En 1950 la revista estadounidense Life Magazine, para un número especial quería mostrar el París del amor después de la Guerra Mundial, y buscaba fotografías de parejas besándose por París.
En esos momentos, Estados Unidos ya ha puesto en marcha el “Plan Marshall” para ayudar a Europa en la reconstrucción de los países devastados tras la guerra.
Los medios estadounidenses intentan mostrar el efecto de esa ayuda, y la agencia de fotografía francesa Rapho contrató a Doisneau como gran conocedor de la ciudad para ese trabajo.
Fotografía
Esta fotografía, conocida como “Beso frente al ayuntamiento” o simplemente “El beso”, es la más conocida de este gran fotógrafo.
Es ya todo un icono de la historia de la fotografía, del París liberado que empieza a recuperarse.
La imagen muestra a una pareja frente al ayuntamiento de París dándose un apasionado beso, mientras la gente pasa a su alrededor sin aparentemente, prestarles atención.
Sólo una señora que aparece detrás de la pareja, parece percatarse de la cámara mirando hacia el fotógrafo.
Aspectos de la toma
- Encuadre: Doisneau no cerró mucho el encuadre para mostrar el contexto. Los transeúntes del fondo y del primer plano enmarcan a la pareja, y la sitúan en el contexto de la estilosa vida parisina.
- Composición: El fotógrafo ubicó en el centro a la pareja dándoles todo el protagonismo y haciendo girar todos los elementos en torno a ella.
- Centrar la atención: Doisneau enfoca sobre la pareja y usa una apertura de diafragma amplia para desenfocar los edificios del fondo y centrar la atención en la pareja.
- Movimiento: La imagen está tomada con un tiempo de exposición algo largo, calculo de 1/20s aproximadamente, lo que permite mostrar el movimiento de las personas y vehículos y transmite el ajetreo de la vida parisina.
NOTA: El lector Agustín Regidor me aclara que en aquellos momentos la cámara Rolleiflex no contaba con una velocidad de disparo de 1/20s, si de 1/25s. Él se inclina más por un tiempo de exposición al más alto, de unos 1/50 s. Gracias por su aclaración 😉
Historia de la imagen
Cuando se le encarga la fotografía a Doisneau, se le advierte de que el trabajo corría bastante prisa.
Por lo que Doisneau, ese buscador y amante de las tomas espontáneas, decidió contratar a parejas que fingirían besarse espontáneamente.
Una decisión que a la postre originó una gran controversia.
El fotógrafo hizo muchas fotografías para el reportaje, en distintas ubicaciones, con distintos puntos de vista, etc.
Aunque al final, en el reportaje de la revista sólo publicaron seis, entre ellas la fotografía que pasaría a ser un icono del siglo XX.
Pero en esos momentos, los editores de la revista no percibieron su valor y aparece en la esquina superior izquierda de la página derecha, sin ser la más destacada del artículo.
La imagen no tuvo mayor repercusión, fue una más de un reportaje que dio una fama pasajera a Robert Doisneau.
No fue, hasta 1986, cuando un editor decidió hacer un cartel con ella en formato apaisado, recortando el formato 6×6 cm del negativo original.
Su publicación fue un éxito instantáneo, ando la vuelta al mundo, como un icono del amor y la libertad en el París de la posguerra.
Mientras la imagen se imprimía en postales, calendarios y pósteres, la identidad de la joven pareja seguía sin conocerse.
Y como toda moneda, este éxito tuvo su cara y también su cruz. El éxito de la fotografía supuso el comienzo de los problemas para Robert Doisneau.
Muchas personas comenzaron a reconocerse como los viandantes de la foto, orgullosos de formar parte de la famosa fotografía, y muchas parejas creyeron ser los enamorados de la imagen.
Algunos vieron la posibilidad de sacar dinero, como Jean y Denise Lavergne, quienes creían reconocerse en esa foto y que demandaron a Doisneau por fotografiarlos sin permiso.
En 1993, con Doisneau ya entrado en bastante edad, con 81 años, se vio obligado entonces a revelar que la fotografía fue un montaje y que los amantes eran los modelos contratados, Francoise Delbart y Jacques Carteaud.
Al parecer, Doisneau había visto al hombre y la mujer unos días antes, cerca de la escuela en la que estaban estudiando interpretación, y decidió contratarlos.
En ese momento, la mujer de la fotografía, la actriz Francoise Delbart, vio también una oportunidad de ganar dinero y demandó a Doisneau por el lucro obtenido de la foto.
Por fortuna para Doisneau, él le había regalado una copia firmada, lo cual desacreditó por completo la demanda.
A pesar de todo, la actriz vendería esa copia en una subasta por la espléndida suma de 150.000€.
Todos estos litigios afectaron profundamente a Doisneau, y según declararía su hija: “Ganamos en los tribunales pero […] el Beso arruinó los últimos años de su vida”.
Doisneau no le tenía ningún aprecio a la fotografía, él mismo tenía estas palabras para la foto que le ha permitido pasar a la historia: “Es superficial, comercial, una imagen prostituida“.
La cámara
Robert Doisneau utilizada una cámara Rolleiflex, una cámara mítica en la historia de la fotografía, fabricada por la marca alemana Rollei.
La línea de producción principal de esta marca son estas conocidas cámaras réflex de objetivos gemelos o TLR (Twin-Lens Reflex). El modelo usado por Robert Doisneau era el «Rolleiflex Old Standard«, como el de la imagen.
Doisneau era muy tímido y decía que le venía bien esta cámara por verse obligado a agachar la cabeza para encuadrar, la cámara le tranquilizaba: “No es agresiva y permite un gesto de cortesía al tener que agachar la cabeza”.
La Rolleiflex fue una cámara utilizada fundamentalmente en el sector profesional y así fueron utilizadas por varios de los fotógrafos más prestigiosos como Richard Avedon, Robert Capa, etc.
Pero por su facilidad de transporte y uso, se popularizó también entre los aficionados. Como fue el caso de la hoy ya famosa fotógrafa Vivian Maier.
Conclusión
Esta icónica fotografía, más allá de su historia, es magnífica.
Y abre el eterno debate sobre la alteración de un escenario o la manipulación de una fotografía.
¿Es una fotografía preparada? Sin duda, el gesto, el beso lo era, pero no podía serlo toda la escena.
Todo depende de la disciplina y en el fotoperiodismo, por ética, no se debería alterar la realidad.
Pero no olvides que toda fotografía es subjetiva y es tiene una parte importante de “mentira” o de “verdad parcial”, la que quiere o es capaz de mostrar el fotógrafo.
Sin duda, la imagen buscaba un “ideal”, que podía ajustarse más o menos a la realidad, pero que fue capaz de recoger la pasión del amor, aunque fuese simulado, en la vorágine de la vida parisina.
¿Qué te ha parecido el artículo? ¿Qué opinas de la polémica de esta fotografía? Déjame un comentario y hablamos, será todo un placer. Y si te parecen interesante, encantado si lo compartes en tus redes para que así pueda llegar a más gente 😉
Ignacio Gil dice
Artículo muy interesante y documentado y extraordinario el análisis de la fotografía El beso.
Muchas gracias Braulio
Braulio dice
Hola Ignacio 🙂
Muchísimas gracias a ti por tu comentario. Me alegro mucho que te guste el artículo, sin duda, a través de los grandes maestros podemos aprender muchísimo.
Un saludo,
Braulio
Jose J, Bernat dice
Braulio como siempre tus artículos muy interesantes,
Y además abusando un poco de tu sabiduría fotográfica me gustaría que me dieses tu opinión de la cámara que parece que me ha entrado por el ojo, pues llevo un tiempo queriendo adquirir una. No es otra que la Olympus DM-D E-M10 II, Gracias.
Camcal dice
Hola. Braulio.
No creo que haya que plantearse ningún problema ético profesional por cómo se hizo esta fotografía. La polémica me parece gratuita.
Me gusta y el saber cómo se hizo no le resta valor.
Gracias.
Braulio dice
Hola Camcal 🙂
Eso es, yo soy también de la misma opinión 😉
Aunque también es cierto que en el fotoperiodismo, y desde el punto de vista de la información todo lo «veraz» posible, siempre debe haber una ética profesional. Pero en este caso, la fotografía forma parte de un encargo y el fotógrafo sólo hizo su trabajo. Desconozco si realmente esas imágenes se ajustaban más o menos a la realidad de la ciudad, pero el uso de las mismas y el sentido del artículo en que el figuraban, ya no tiene nada que ver con las fotografías en sí.
Muchas gracias por tu comentario 🙂
Un saludo,
Braulio
Matías dice
Excelente artículo Braulio, gran historia.
Braulio dice
Hola Matías 🙂
¿Qué tal? Me alegro que te haya gustado el artículo.
Creo que es una buena forma de adentrarse en la historia de la fotografía, algo importante también para seguir aprendiendo y conocer más y mejor el medio.
Gracias por tu comentario.
Un saludo,
Braulio
Concha López dice
Buenas tardes, Braulio,
ciertamente muy interesante el artículo. Yo buscaba la del beso para mi dormitorio pero no conocía nada de su historia ni de su autor, por lo que decidí documentarme. Tu blog me pareció lo más serio y, una vez leído, me planteé si mantenerla o no. Finalmente decidí hacerlo, por la belleza de la imagen (el beso frente al ayuntamiento), e incorporar dos fotografías más en otra pared, que fueran más del gusto y del estilo de su autor.
Curiosamente las que más me gustaron fueron justo las que tú igualmente has seleccionado en tu artículo, el hombre con paraguas y violonchelo o viola y la pareja mirando un escaparate, pero no estoy teniendo facilidad para conseguirlas, aunque un enmarcador de mi ciudad, Murcia, lo está intentando. De todos modos te pregunto, ¿sabes dónde conseguirlas?
Por lo demás solo añadir que comparto plenamente el sentir de Doisneau, lástima que se nos haya ido, supongo que habrá alguno o algunos parecidos, y que me encanta cómo se planteaba las cosas. Yo solo soy, o eso creo, buena observadora, que aunque siempre me gustó la fotografía y algo amateur hice, nunca he llegado a formarme ni a dedicarle el tiempo necesario. Si tiene que venir, vendrá.
Mil gracias por tu artículo y tu atención.
Un Saludo,
Concha López.
Braulio dice
Hola Concha 🙂
Muchas gracias por tu comentario, me alegra mucho que te haya gustado el artículo sobre este estupendo fotógrafo.
La verdad es que no sé indicarte un lugar que conozca, lo siento 🙁 Pero por Internet hay varios (como allposters.es) y no parece difícil conseguir láminas de este fotógrafo 😉
Y si te gusta este fotógrafo, seguro que las fotos de Henri Cartier-Bresson, Brassäi, Elliott Erwitt o Vivian Maier, también te gustan 🙂
Aprender fotografía es en esencia aprender a ver, por lo que como buena observadora, ya tienes un camino recorrido, para el día, si llega, que la captura de esas imágenes llame a tu puerta. No dejes de observar 😉
Muchas gracias por tu comentario.
Un saludo,
Braulio