En este artículo vuelvo a analizar una imagen mítica de la historia de la fotografía.
Esta es una de esas fotos que remueven conciencias y cambian realidades, demostrando el poder de la fotografía.
“La foto que cambió la cara del SIDA”, así es como se conoce a esta fotografía.
En su día mostró a las víctimas de la enfermedad como seres humanos, con familias, apreciados por muchas personas, etc.
La imagen fue, y sigue siéndolo, un icono de la lucha con el SIDA.
Cuándo se publicó, creó una gran controversia y debate, cambiando la visión de la enfermedad para muchas personas.
Pero el azaroso destino y la fuerza de esta imagen, no se conformó con ello y volvió a la carga también años más tarde, como te contaré en este análisis de la imagen 😉
El día 1 de diciembre de cada año, se celebra el Día Mundial de la Lucha contra el Sida, por lo que creo que es un buen momento para volver a hablar de esta fotografía.
“Esta foto hizo más para ablandar los corazones de la gente que ninguna otra. No puedes mirar esta imagen y odiar a las personas que tienen SIDA. Simplemente no puedes”, fueron las palabras de Bob Cordle, director del centro donde murió David Kirby.
Recordemos la historia y aprendamos de los errores, no puede haber mejor homenaje.
Índice de contenidos
Fotógrafa
Cuándo tomó esta mítica fotografía, Therese Frare, era una joven estudiante de periodismo con inquietud por la fotografía.
Esta fotografía le hizo saltar a la fama, pero naturalmente continuó su trabajo de fotoperiodista.
Trabajó como reportera gráfica para diversas revistas y periódicos tan importantes como The New York Times.
Su experiencia, le llevó también a especializarse como fotógrafa de comunicaciones de marketing y trabajó en el Departamento de Comunicaciones y Marketing de la Universidad de Massachusetts.
Actualmente trabaja como consultora de Marketing en Microsoft.
Frare actualmente vive y trabaja en Seattle, Washington, y junto al fotógrafo Greg Davis mantiene la empresa Frare Davis Photography, donde fotografía sólo proyectos seleccionados.
Contexto
Empieza la tragedia
Verano de 1981, en Los Ángeles, Estados Unidos.
En la vorágine de una gran ciudad, como Los Ángeles, llama la atención de los médicos, la aparición conjunta de varios casos de neumonía y un tipo de cáncer de piel.
En los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, se empiezan a escuchar las primeras señales de alarma.
En los meses siguientes, aparecen nuevos casos y los enfermos ven deteriorada su salud rápidamente, la preocupación aumenta.
Intentando encontrar la causa, se encuentra una relación en esos momentos, una mayoría de los afectados eran hombres homosexuales.
Debido a esto y a la aparición de manchas de color rosáceo en el cuerpo de los enfermos, la prensa comienza a llamar a la enfermedad, la “peste rosa”.
La segunda gran tragedia: los prejuicios
Pronto, la comunidad homosexual es señalada como responsable de la aparición y expansión del sida.
Desde algunos grupos religiosos se llegan a afirmar que el sida era un castigo de Dios a los homosexuales, que eran vistos como “depravados”.
En ese momento, aparte de sufrir las consecuencias de la enfermedad, los enfermos son aislados por su entorno, los amigos e incluso la familia.
A vista de la sociedad, los enfermos eran unos apestados.
Esta reacción, este duro señalamiento, fruto del desconocimiento, los prejuicios y rencores ya existentes previamente, caldea y complica mucho más, la ya precaria situación de los enfermos.
Pero no sólo eso, esta creencia errónea tuvo una terrible consecuencia adicional.
Contribuyó a que la enfermedad se extendiera sin control entre heterosexuales, aparentemente libres de los grupos de riesgo.
Si se extendió más rápidamente entre los homosexuales, fue sobre todo por la falta de uso de preservativos, ya que era visto sólo con un anticonceptivo.
[bctt tweet=»Por ejemplo, la expansión de la enfermedad en África fue principalmente por vía heterosexual. No a la distriminación por sexualidad #DíaMundialContraElSida» username=»theimagen»]
En 1982, aquella nueva y terrible enfermedad fue bautizada oficialmente como SIDA.
El origen es la infección por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), que provoca el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA).
La teoría más reconocida actualmente, sostiene que el VIH proviene de los simios y que mutaría a los seres humanos las primeras décadas del siglo XX.
Sin duda, al principio las vías de contagio del sida eran bastante desconocidas.
Pero en 1986, por ejemplo, un estudio de una conocida revista médica (New England Journal of Medicine) sobre un centenar de personas en estrecho contacto con algunos enfermos de sida (intercambiando cepillos de dientes, maquinillas de afeitar, etc.), habían concluido que el riesgo de infección era “muy pequeño o inexistente”.
Pero daba igual las evidencias, el dedo acusador de la sociedad ya estaba levantado.
Esos primeros casos de alarma en 1981 fue el pistoletazo de salida para la marginación de los enfermos, que durante toda esa década y gran parte de la siguiente, sufrieron el azote de la sociedad.
Incluso los niños que tenían sida, bien contagiado por la madre en el parto o bien por una transfusión sanguínea contaminada, sufrían el rechazo y la exclusión.
Muchos no eran aceptados por las escuelas, por la oposición y protestas de los padres del resto de niños.
[bctt tweet=»Sencillos gestos como dar la mano, abrazar o compartir utensilios con un infectado, suscitaban pavor en la población por el posible contagio. Que quede atrás #DíaMundialContraElSida» username=»theimagen»]
Famoso fue el caso del joven estadounidense Ryan White, que sufría hemofilia y se contagió por una transfusión. La familia lucho porque su hijo pudiese ir a la escuela, aunque finalmente tuvieron que cambiar de ciudad.
Buscando una solución
En 1984, dos científicos franceses logran aislar el virus del sida, lo que permite empezar a investigar distintos tratamientos.
Desde ese momento comienza a buscarse una solución que ataque al virus.
En 1991 comienzan a usarse ya los primeros antirretrovirales con distinto resultado.
Pero no fue hasta 1996 cuando los tratamientos comenzaron a ser más efectivos, con la capacidad de detener la progresión de la enfermedad.
En esos momentos se piensa que se podría llegar a erradicar por completo la enfermedad.
Por desgracia a día de hoy no ha sido así.
La lucha de los enfermos
El sida fue consideraba una enfermedad afectaba exclusivamente a los homosexuales.
A finales de los años 80 y sobre todo la década de los 90, la lucha de los enfermos por cambiar esa imagen y su exclusión social, empieza a mostrar sus efectos.
Casos de enfermos con gran repercusión mediática, como el del joven Ryan White, ayudaron a cambiar la percepción del sida en gran parte de la sociedad americana y por ende, del mundo.
La imagen de la muerte de David Kirby, también jugaron un papel importante.
Kirby, era en activista en defensa de los derechos de la comunidad gay, que en 1987 recibió la fatídica noticia de su infección y comenzó a luchar contra ella.
En 1990, cuándo por desgracia llegó su muerte, David Kirby y su familia tuvieron claro que querían mostrar ese momento, para mostrar el dolor familiar y visibilizar la enfermedad.
El contagio de la enfermedad por personas relevantes, como el caso del mítico jugador de baloncesto de Los Ángeles Lakers, Magic Johnson, también contribuyeron a cambiar esa imagen.
También la implicación de personalidades de distintos ámbitos ayudó a conseguir recursos para la investigación y a mejorar la imagen de los enfermos.
Un caso destacado es el del cantante Elton John, que ya en 1992 creó la Fundación Elton John contra el Sida.
Las terribles consecuencias de la enfermedad
Desde que se descubrió hasta la actualidad, el sida ha causado más de 40 millones muertes en todo el mundo, según un estudio de la ONU.
Por desgracia, todavía no se ha conseguido erradicar la enfermedad.
Las principales vías de contagio en la actualidad son las relaciones sexuales y el uso de jeringuillas contaminadas con el virus.
Los fármacos han evolucionado y hoy día un enfermo si recibe el tratamiento adecuado, puede llevar una vida más o menos normal.
Para hacerte una idea, en 2018, sobre 2 millones de personas contrajeron la infección por el VIH, y murieron cerca de 800.000 personas, sobre todo claro, quienes no tenían acceso a los tratamientos actuales.
Hoy día también se especula con la posibilidad de que pudiera existir una vacuna que realmente prevenga contra la enfermedad, pero que no interesa a las farmacéuticas.
Algo que, de ser cierto, demuestra que la investigación y la creación de fármacos, no puede estar en manos sólo privadas o sin control público.
Nos va nuestra salud en ello.
Fotografía
El día de la toma
5 de mayo de 1990, Columbus (Ohio, EEUU), Therese Frare se dirige al centro sanitario Pater Noster House, un centro de cuidados paliativos para el sida.
No es nada nuevo, lleva tiempo interesada por las repercusiones del sida en la sociedad, y trabaja como voluntaria en el centro.
Pero ese día, va a ser un día distinto.
La intención de Therese en esta ocasión es ver a su amigo Peta, que también es voluntario en el centro y que suele atender a David, entre otros pacientes.
Cuando consigue encontrarle en el centro y están charlando, las enfermeras reclaman a Peta para estar junto a David.
Therese le anima a marcharse, ya se verán después, pero Peta insiste en que le acompañe.
Cuando llegan a la habitación, ella prefiere quedarse fuera, sabe que David está muy grave y dentro están sus familiares, no quiere entrometerse.
Mientras espera a su amigo, Kay, la madre de David sale de la habitación.
Se dirige a ella y le pide que entre, a la familia le gustaría que fotografiara a las personas que le acompañaban en sus últimos momentos.
Más tarde, Therese describiría así el momento:
“Entré y me quedé quieta en una esquina, apenas me moví, miraba y fotografiaba la escena. Después tuve la certeza de que algo realmente increíble había pasado en esa habitación, justo delante de mí” (Declaraciones a Life).
Con su cámara y su carrete en blanco y negro, Therese toma varias fotografías.
De todas ellas, en aquel momento sólo trascendió esta foto, que muestra a David agonizando, junto a su padre, su hermana y su sobrina.
Sobre la foto, la propia Therese explica que:
“Al principio, le pregunté a David si le importaba que le tomara fotos y me dijo: Está bien, siempre y cuando no sea para beneficio personal”.
Efectivamente, la fotógrafa nunca se ha lucrado por esas fotos. Además, aclara más tarde:
“Si David me dio su consentimiento, sin duda, era porque como activista, tuvo clara la importancia de mostrar lo devastador que era el SIDA para las familias y las comunidades.”
Publicación de la fotografía
Unos meses más tarde, en noviembre de 1990, se publica la fotografía en la revista LIFE, a doble página, dentro de la sección “Momentos en la vida”.
La fuerza de esta fotografía, hizo que pronto se hiciesen eco de ella muchos periódicos, revistas e incluso televisiones a nivel internacional.
La foto ganó diversos premios y al año siguiente, en 1991, quedó segunda en los prestigiosos World Press Photo.
Como dijo el director del centro, Bob Cordle:
“No puedes mirar esta imagen y odiar a las personas que tienen SIDA. Simplemente no puedes”.
La imagen, sin duda, es muy dura, pero tiene una emotividad y una fuerza aplastantes.
En ese momento, los mayores opositores de hacer algo por el sida, eran los grupos más conservadores, que siempre pregonan los valores de la familia contrapuestos a la depravación de los homosexuales.
Esta imagen rompía completamente su discurso: mostraba que el sida tenía mucho que ver con los valores familiares, que para nada eran cosas contrarias.
Desde los sectores más conservadores, tacharon de desagradable la imagen y generó debate por la repercusión que tuvo.
De ahí la importancia de esta imagen tan sobrecogedora.
[bctt tweet=»Las foto que cambió la cara del sida: La mirada al infinito de David te clava en el sitio, sin palabras, y las personas a su alrededor, muestran el contacto y la conexión humana. #DíaMundialContraElSida» username=»theimagen»]
Análisis de la imagen
La imagen está cargada de varios aspectos que la hacen muy impactante.
Desde mi punto de vista, lo más llamativo y poderoso es el rosto de David, con su semblante de sufrimiento y su mirada al infinito, que trasciende lo humano, te atrapa y te angustia sin remedio:
En el encuadre, a pesar de aparecer varias personas, hay una unidad de los elementos visuales, que crean cierta simetría y conexión:
Se podría decir incluso que ese óvalo central es una especie de Yin yang de la tradición Taoísta, de la luz y la oscuridad.
Las miradas son otro de los recursos que juegan un papel muy importante.
Todas ellas conducen nuestra mirada a la cara de sufrimiento del moribundo, incluso sin verla, la que está fuera del encuadre de la persona que aparece por la izquierda, nuestro cerebro también interpreta su ausente mirada:
Otro aspecto que se percibe e interpretamos con muchísima fuerza es el factor humano.
Los sentimientos de angustia, sufrimiento y conexión de las personas que acompañan a David. Sobre todo el rostro de su padre, con los ojos cerrados, sumido en el dolor, es desgarrador:
Estos rostros transmiten sentimientos que percibimos nítidamente.
Al sentimiento palpable en la imagen, también aporta mucho el contacto físico entre las personas, su cercanía.
A pesar del difícil momento, este contacto muestra el amor, el cariño y la conexión entre esos seres humanos. La imagen está plagada de manos que acarician y abrazan:
La mano de la niña, justo del brazo de la madre, parece querer tocar a su tío.
Incluso en una segunda lectura, uno repara en el cuadro superior, con sus manos abiertas tendidas hacia el moribundo, como queriendo ayudar también:
En esta imagen en blanco y negro, la distribución del tono también es muy llamativa, los tonos oscuros están más cerca del moribundo David y del sufrimiento:
Sin embargo, los tonos más claros están a la derecha y corresponden la figura de su hermana y su sobrina, con un semblante de angustia, de dolor, pero más relajado, como si la luz aportase una cierta tranquilidad.
En la figura de la niña es donde se centra la luz, la inocencia, la pureza:
Por cierto, me llama la atención la presencia de la niña en ese momento.
Es normal que apartemos, o al menos deberíamos hacerlo, de la violencia o situaciones muy desagradables, que puedan afectarles psicológicamente.
Toda muerte es dura, pero una muerte inevitable, bien por el paso de los años o por una enfermedad, aunque nos duela mucho, creo que deberíamos llevarla con más naturalidad.
La muerte no es un tabú, deberíamos tenerla muy presente, nos llegará a todos y deberíamos ser conscientes de que estamos de paso y valorar lo realmente importante en la vida, más allá de las necesidades que nos crea el consumismo.
Volvamos a la imagen.
Uno de los brazos que agarran como muestra de cariño un brazo de David es la de su cuidador, Peta, que aparece por la izquierda.
Habrá personas que seguramente dirían que ese es un fallo, que no hay que cortar elementos ¡Tonterías!
Ese brazo nos demuestra que la escena es más amplia, que hay más personas que están junto a David, que le acompañan hasta su final.
Sí, es el brazo de Peta, pero para mi ese es el brazo de la humanidad, o al menos, de las personas que si hubiesen podido estar ahí, hubiesen alargado el brazo para transmitirle su calor, su respeto y su cariño.
Y como un detalle, en una segunda o tercera lectura, uno puede caer en el detalle de las flores de las sábanas de la cama que son exactamente iguales a las que están al fondo:
Este elemento, las flores también suele estar presente en este tipo de momentos, en los velatorios y entierros.
La segunda parte
Ya removió muchas conciencias esta imagen en el momento de su publicación, pero no terminó ahí la cosa 😉
Oliviero Toscani es un fotógrafo y director creativo italiano, muy conocido por sus trabajos para las campañas publicitarias de la conocida marca de ropa United Colors of Benetton.
Esas campañas publicitarias son muy famosas porque en las décadas de 1980 y 1990, provocaron bastante controversia.
Sin duda, una de las señas de identidad de las campañas de Benetton es la provocación, remover conciencias y generar debate.
Al ver la foto de Therese Frare por primera vez, Oliviero Toscani se dijo: “Esa es la imagen”.
Pidió permiso a la familia para poder usarla y la familia aceptó.
A fin de cuentas, lo que buscaban era difundir el mensaje de esa fotografía, mostrar los efectos devastadores del sida.
Lo único es que Toscani, quería la imagen en color, para hacerla más real. El blanco y negro siempre supone cierta abstracción y Toscani quería una foto muy directa.
Por lo que a finales de 1991, la ilustradora Ann Rhoney recibe el encargo de colorear la foto en blanco y negro, para la revista Colors, para el anuncio de Benetton.
El trabajo de Rhoney es impecable, realmente es magnífica la interpretación de la luz en la escena y los colores que imagina.
Cuándo se publica de nuevo en 1992, además en una campaña de publicidad, las quejas aparecen rápidamente.
Distintos colectivos denunciaron la utilización de la imagen y varias de las más prestigiosas revistas de moda se negaron a incluir el anuncio en sus revistas, promoviendo un boicot a Benetton.
Ciertos grupos católicos protestaron alegando que la imagen de David era una burla de la imagen de la virgen María sujetando a Jesús, tras ser crucificado.
No cabe duda del parecido de David con muchas representaciones conocidas de Jesucristo.
Ejemplos, podrían ser la pintura “Descendimiento de la cruz”, del pintor flamenco Rogier van der Weyden (de 1435):
O incluso un rostro más cercano a la fotografía como el “Cristo abrazado a la cruz” de El Greco (1580):
Naturalmente el propio Toscani conocía esta similitud:
“David se parece a Jesucristo, pero se está muriendo de SIDA. Es como una pintura.”
La familia siempre lo tuvo muy claro, Bill Kirby, el padre de David, le explicó a Therese Frare: “Escucha, Therese. Benetton no nos usó, ni nos explotó. Nosotros los usamos. Debido a ellos, tu foto se vio en todo el mundo y eso es exactamente lo que David quería “.
Leire Etxazarra escribió en su Blog un artículo muy interesante sobre esta versión en color.
La vida es cíclica
Los padres de David Kirby terminaron siendo en 1992 cuidadores de Peta, el afanado voluntario que cuidó de David, tras ser diagnosticado de sida ese mismo año.
De la misma manera que Peta había cuidado a su hijo los últimos meses de su vida, ambos decidieron hacer todo lo posible por él.
Los Kirby recordaban cómo Peta fue de los pocos cuidadores que trató con dignidad a su hijo, sin miedo al contagio por un simple roce, como otros trabajadores.
La cámara
Siempre intento incluir como curiosidad el equipo que utilizó el fotógrafo en la captura de la imagen.
En este caso no he podido conseguir ningún dato preciso, pero la verdad es que nada importa.
Therese debió utilizar un objetivo 35mm y por el grano de la imagen, empleó una película de al menos ISO 400.
Conclusión
Sin duda alguna, el sida ha tenido un gran impacto en la sociedad, como enfermedad y por los prejuicios que desde sus inicios han tenido que soportar los enfermos.
Esta foto, oscureció el resto del trabajo de esta fotógrafa, y también le consumió mucha energía, por las polémicas en torno a ella.
Sólo en 2010 la revista Life se volvió a interesar por aquellos momentos y se publicaron otras imágenes:
Y algunas otras de aquellos últimos meses de David Kirby, aquí junto a Peta:
No sabemos con certeza el impacto real que tuvo esta imagen ya mítica de la historia de la fotografía.
Está claro que mostró el rostro devastador y humano de la enfermedad, que ya es mucho.
Esta sensibilización, junto con otras acciones, fueron poniendo cada una su granito de arena para conseguir más recursos de investigación, más ayudas a los enfermos, etc.
Por desgracia, hoy día el sida está lejos de desaparecer, sólo en 2018 murieron cerca de 1 millón de personas en el mundo por su culpa.
Las principales fuentes de contagio son las relaciones sexuales sin precaución y el uso de jeringuillas contaminadas.
En los últimos años ha habido incluso hasta algún repunte de la enfermedad, por el desconocimiento de los jóvenes y la imagen errónea de que ha desaparecido.
El lema de 2019 para el Día Mundial de la lucha contra el sida es “Las comunidades marcan la diferencia”.
Para reconocer el papel fundamental que las comunidades han desempeñado y continúan desempeñando en la respuesta al sida a nivel local, nacional e internacional.
Sigamos informando, previniendo y buscando una cura definitiva.
Y también ¡Gracias fotografía! Por ser capaz de captar momentos únicos, congelados en el tiempo, que nos sirvan para conocer mejor el mundo y conocernos mejor.
Y en especial gracias a los fotógrafos que utilizan la fotografía para contarnos cosas que muchas veces no queremos ver y cambiar con ellas muchas realidades, muchas injusticias.
¡Gracias!
¿Qué te ha parecido el artículo? Déjame un comentario y hablamos, será todo un placer. Y si te parecen interesante, encantado si lo compartes en tus redes para que así pueda llegar a más gente 😉
Ignis dice
Me parece genial el articulo y el análisis de la imagen.
Braulio dice
Hola Ignis 🙂
Me alegro que te guste el artículo y el análisis. La verdad es que es una fotografía sobrecogedora… seguro que pueden sacar muchos matices más.
Muchas gracias por pasarte por aquí y dejarme tu comentario.
Un saludo,
Braulio
Gerardo Eusse dice
Saludos, Braulio. Tu artículo es estupendo, tanto por el contenido de salud/social, como el análisis fotográfico.Enhorabuena!!
Braulio dice
Hola Gerardo 🙂
La verdad es que es un tema muy duro, que desgraciadamente no está superado y me parecía interesante hablar de él en este día especial.
Todavía queda mucho por recorrer, ojalá como indico en un futuro no muy lejano, podamos dar por superada la enfermedad.
Pero algo que me parece especialmente doloroso, en éste como en tantos otros casos, es el despropósito de los prejuicios, el desconocimiento, etc., que sólo vienen a sumar dolor y desesperación a quieren la padecen.
En lo fotográfico, la imagen me parece tan desgarradora, tan cargado de sentimientos, ¡uff… que pone los pelos de punta!
Me alegra que te haya gustado las cuestiones que comento como más destacadas, seguro que se me escapan algunas, la imagen es tan poderosa… y sin duda, un ejemplo perfecto del poder de la fotografía 😉
Muchas gracias por tu comentario 🙂
Un saludo,
Braulio
SANTIAGO dice
Espectacular articulo, da gusto como desgranas la historia de esta fotografía y como analizas las partes de la misma.
Es un ejemplo claro de la capacidad que tiene la fotografía para reflejar sentimientos.
Muchas gracias por compartir tus conocimientos.
Braulio dice
Hola Santiago 🙂
Muchas gracias por tu comentario, me alegro mucho que te haya gustado el artículo. La historia de esta enfermedad es muy dura, igual que la imagen.
Como dices, es un buen ejemplo del poder de la imagen para transmitir sentimientos, conceptos, etc. Con este tipo de análisis pretendo dar a conocer la historia de la fotografía y ayudar a identificar elementos importantes en las imágenes, con la intención de que después se puedan usar en nuestras imágenes.
Comentarios como el tuyo me ayudan a seguir y ver que puede ser útil el contenido que voy preparando.
Muchas gracias por el mismo y por estar ahí 🙂
Un abrazo,
Braulio